Como cualquier chica de 16 años estaba completamente enamorada de un chico al que jamás conocería. Mis padres pensaban que estaba loca por pensar que tendría alguna oportunidad con él, pero no me decían nada por que gracias a mi "crush" mis notas en inglés mejoraron notablemente, pase de suspender con un 4 a aprobar con un 8. Dougie Poynter hizo que me interesara por mis estudios y eso era lo único que les gustaba a mis padres.
Pasaron los años y yo seguía con mi enamoramiento, con la diferencia que ya tenia cuatro años más y hacia un año que me había sacado el grado en realización. Opté por estudiar realización, en parte por que me encantaba todo lo relacionado con el montaje de vídeos y de audios y por que pensaba que si conseguía trabajo en una cadena de televisión famosa o en una gran compañía discográfica podría conocer a mi amor platónico, pero ya había pasado un año desde que me gradué y todavía no había conseguido trabajo en ningún sitio y España no estaba como para darme trabajo a mi.
Después de un año de búsquedas y rechazos, me deprimí tanto que no salía de mi cuarto ni para comer. Solo salía para ir al baño, lo malo de esas salidas era que si mi madre me pillaba en el pasillo me arrastraba hasta la cocina y me obligaba a comer algo.
Llegó a tal punto mi depresión que mis padres ya no sabían que hacer para animarme, decidieron hacerme el regalo que tanto había deseado, un viaje a Londres. Eso me hizo un poco mas feliz, pero mi mente negativa enseguida asoció Londres con Dougie y recordé que nunca seria mío. Oculté ese sentimiento que me había recordado el viaje a Londres y comencé a prepararme. Decidí que no solo disfrutaría del viaje, sino que recuperaría el tiempo perdido en España y buscaría trabajo allí y ya que estaba recuperaría el contacto con una de mis mejores amigas que por motivos familiares tuvo que mudarse a Londres.
Saqué una lista de Internet con todos los sellos discográficos y los canales de televisión que había en Londres y por los alrededores. Hice la maleta y preparé mi bien mas preciado, mi ordenador, lo llevaría con migo, básicamente porque en él escribía mi diario y no estaba dispuesta a que nadie lo leyera en mi ausencia.
Llegó el día, mi vuelo salía antes de lo que me esperaba, así que me tocó madrugar, antes de salir repasé todo por si se me olvidaba algo. Lucía me estaría esperando en el aeropuerto de Heathrow. Estaba muy nerviosa, ya que los aviones no eran mis mejores amigos y estaba deseando llegar para ver a Lucía.
En el avión ya empecé a practicar mi inglés con la señora que tenia a mi lado, gracias a ella dejé de pensar en el viaje y me relajé un poco.
El viaje fue tranquilo, aterrizamos sin ningún problema y justo a la hora prevista, después de que saliera mi maleta, pasé por una puerta que me llevó a un espacio enorme lleno de gente, busqué con la mirada a Lucía, no me fue muy difícil encontrarla ya que llevaba un cartel que me daba la bienvenida y en una esquina había enganchado una foto de Dougie. Salí corriendo a abrazarla, la había echado de menos.
Londres me parecía hermoso, todo lo que veía me encantaba, pero esa imagen de la ciudad que había deseado tanto visitar no me dijo que lo que iba a vivir allí me iba a cambiar completamente la vida.
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